Cuando envejecemos muchas veces
observamos como nuestra piel adquiere líneas, manchas y como nuestros tejidos
comienzan a caer. Lo que no vemos es nuestra osamenta facial. Investigadores de
la Universidad de Rochester, N.Y. han demostrado como los huesos de nuestra cara
sufren cambios morfológicos en los que pierden volumen a medida que
envejecemos. Estos cambios se documentaron utilizando medidas derivadas de CT
scans o tomografías computarizadas. Se evidencia de medidas comparativas entre tres grupos de edades que la apertura de la cavidad ósea ( hueso en
forma de cono que alberga el ojo) aumenta a medida que envejecemos.
Similarmente, los ángulos producidos entre el hueso frontal (frente) y el de la
nariz al igual que el ángulo del hueso nasal piriforme y los huesos maxilares o
del área de las mejillas disminuye. También el largo y la altura de la mandíbula decrece
a medida que pasa el tiempo. En otras palabras, todos estos cambios producen
una disminución en la proyección facial que aporta a la pérdida de volumen que
observamos a medida que ganamos años. Según el estudio, estos cambios ocurren
más rápido en mujeres que en hombres.
La manera de contrarrestar estos
cambios es crear un volumen facial que dependiendo de la edad del paciente y su
morfología genética puede comenzar creando una proyección ósea colocando
productos sobres el hueso como lo es el hidroxiapatita de calcio o implantes
faciales como son los implantes malares o de barbilla, entre otros. Aumentar la proyección ósea facial produce
mecánicamente una disminución en la caída de nuestros tejidos blandos
compuestos por los tendones, músculos y la grasa facial. En ocasiones, para personas más jóvenes y
donde sabemos que la longevidad del producto sería menor se puede utilizar
ácido hialurónico colocando el producto sobre el hueso. El área de la ojera es
el sitio idóneo para conseguir este efecto al utilizar productos como el
Juvederm o el Restylane lo cual contrarresta
la disminución en proyección de la cavidad ósea orbital que tanto delata
nuestra edad. El trabajar desde lo más
profundo a lo más superficial es la manera ideal de rejuvenecer un rostro. Este
estudio solidifica el concepto del cual he hablado y denominan el ‘wet lift’
donde el volumen facial se restituye de lo más profundo a lo más superficial.
Todo se trata de un efecto y un cambio tridimensional.
El Dr. Pou es un subespecialista en Cirugía Plástica Oftálmica y Facial con un adiestramiento formal de la Universidad de Case Western Reserve y el Hospital Mount Sinai, en Cleveland y está certificado en Cirugía Cosmética Facial por el American Board of Cosmetic Surgery. Para más información accede specials.instituto-orbitofacial.com
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